domingo, 22 de mayo de 2011

#100

Había pensado titular esta entrada "Un siglo de Pies Planos", pero eso será mentir. No llevo cien años escribiendo. Sinceramente, no creo que escriba durante 100 años (si es que a esto se le puede llamar escribir); pero el primer sorprendido ahora mismo soy yo. Cien entradas. Cien entradas y aunque muchos piensen lo contrario, tengo vida. Precisamente por eso llevo cien. En algún sitio tenía que escribir lo que vivía, lo que pasaba por mi cabeza, lo que me quitaba el sueño, lo que me gustaba, lo que no me gustaba... Por este pequeño blog he ido esparciendo trozos de mi mente en forma de entrada. Todavía me quedan muchas cosas por escribir y voy intentar seguir con esto todo lo que pueda. No penséis que esta entrada es una despedida, es, sencillamente, un pequeño homenaje a Pies Planos.

Si habéis tenido el valor (o la ingenuidad) de leerme habréis notado cambios en las entradas, en mi forma de escribir, en la temática... Porque como ya dije en la entrada 50, la única norma que me he autoimpuesto ha sido la de ser sincero. Y a veces, aunque no nos guste, la sinceridad es amarga. Así fue el principio de Pies Planos: duro, fruto de la amargura. Pero tenía que hacerlo, yo soy así, necesitaba exteriorizar ese sentimiento de rabia y pena. Escribir me ayudó, aunque recordar lo mucho que iba a echar de menos aquello no era bueno, cada palabra que escribía era un peso que me sacaba. Como habréis podido suponer al leerme, me quité mucho peso de encima. Todo el peso que no tenía por que cargar.

Unas pocas personas me comentaron que la entrada en el nuevo año había supuesto un cambio en mis entradas, pero fueron muchas las que sabían que ya no escribía para agonizar. Ahora la que escribía era mi felicidad. Sí, ahora, por primera vez en este blog, voy a permitirme el lujo y la licencia de reconocer que este blog lleva ahora su marca. Que segurmente muchas de las entradas no existirían si no estuviese con ella y que esto sería muy difernete. Pero las cosas no se pueden cambiar (ojalá no cambien) y aquí sigo, escribiendo en un blog lo feliz que soy, lo ñoño que me he puesto y lo mucho que la quiero. A quien no le guste, que no me lea. Se siente.

Ahora tendría que ponerme a agradecer a todos los que me leéis de vez en cuando, pero como no sé quiénes sois pues me va a ser difícil. Así que eso, gracias y mil gracias por perder un poco de vuestro tiempo aquí.

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