Y si lo hacéis, tened muy claro que fracasaréis. Rotundamente. Luego vendrán las maldiciones y el rencor. Pero a mi no me importará. Ni siquiera me giraré para mirar cómo os lamentáis. Mantendré una expresión seria pero por dentro me reiré de vosotros. Puedo imaginarme lo mucho que me odiaréis, pero eso es asunto vuestro. Yo ya he hecho mi parte, y la hice de la mejor manera posible. Ahora os toca a vosotros. Pero os lo recordaré otra vez: fracasaréis. O por lo menos (en el mejor de los casos) lo haréis peor que yo.
¿Por qué?
Sencillo. Conmigo no podéis. Lo que vosotros queréis hacer yo ya lo he hecho. Todo lo que pensáis yo ya lo he pensado. El camino que queréis caminar yo me lo he pateado varias veces. Vuestros elementos sorpresa ya no son sorpresa porque yo los utilicé. Y no me dais pena.
Si lo normal sería pasaros el relevo, aquí lo tenéis. Pero os advierto que quema. Abrasa.
¿Por qué?
Sencillo. Conmigo no podéis. Lo que vosotros queréis hacer yo ya lo he hecho. Todo lo que pensáis yo ya lo he pensado. El camino que queréis caminar yo me lo he pateado varias veces. Vuestros elementos sorpresa ya no son sorpresa porque yo los utilicé. Y no me dais pena.
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