miércoles, 28 de septiembre de 2011

El humo de cada día

Gris como su olor, pesado como su textura. Se expande por el aire como si huyese de su punto de salida, ese minúsculo cigarrilo cargado de nicotina que va muriendo poco a poco. Estos días está por todas partes, parece que la gente lo ha adoptado como medicina para superar septiembre. Me agobia, me molesta y me repugna.

Gente fumando por la calle, llenando la acera de una atmósfera ceniza. Gente fumando en los coches, prestando más atención al cigarro que a los peatones. Niños escondidos con su cigarro, fumando su momento de gloria y de sentirse más mayores. Grupos haciendo presión y predicando la doctrina del humo. Cigarros encendidos en la mesa, cambiando el gusto de los alimentos. Fumadores en las bodas, los entierros, las comuniones y los bautizos. Fiestas con más humo que música.

Muchas risas, dedos que sostienen cigarros, caladas que acortan minutos y ceniceros como ambientadores. Y yo, como mero espectador, me acuerdo de aquel portugués y de su famosa frase:

¿Por qué?

jueves, 22 de septiembre de 2011

Periodismo y Políticas, ¿y qué?

Es posible. Puede que no me pase el día agobiado contando las horas de sueño que voy a tener que sacrificar. La biblioteca todavía no se ha convertido en mi segundo hogar. Seguramente necesites echarle más horas de estudio para llegar al aprobado que yo para sacar un notable. Quizás si memorizo bien ya tengo la garantía de no irme con un cero a casa. Considerarás que mi ambiente no es el deseado, que tengo demasiadas horas libres y que no tengo derecho a quejarme de nada. Pensarás en ti, en lo mucho que estudias, más que cualquier otro ser humano que haya existido jamás. Igual no te sale a cuenta hablar conmigo, a no ser que sea para alardear del futuro prometedor que te depara tras tu carrera y de cómo será el puente bajo el cual viviré yo.

No voy a discutir más. No vale la pena. Me parece una memez que lo que más me llene de mi carrera sea el hecho de poder hacerme el mártir delante de mis amigos diciéndoles que ya no tengo vida, que estudio hasta en el wáter y que como los de mi clase ninguno. El mundo se ha llenado de víctimas de sus propias fantasmadas. Porque si tanto te absorbe lo que haces, ¿Por qué parece que tengas una mesa reservada en las terrazas más concurridas de la ciudad?¿Por qué vas de fiesta en fiesta, de privado en privado y bebo porque me toca? ¿Por qué me miras por encima del hombro?

Que haga la carrera que hago no significa que sea inferior a ti. No significa que me hables como si estuviese en la E.S.O, como si te costase rebajarte a mi nivel. Porque yo estudio lo que hacía años que quería estudiar. Ahora que empieza segundo arranco con toda la ilusión del mundo. Sí, porque lo que hace grande a mi carrera es que estoy orgulloso y feliz de hacerla, no que me sirve para ir predicando por allí las horas que llevo sin que me toque un rayo de sol.

martes, 20 de septiembre de 2011

Wagon Wheel

Piso con fuerza la nube por la que camino. Las fronteras se nos hacen pequeñas y ahora ya nos dedicamos a dejarlas atrás, aunque sólo sea por un día. Cualquier plan es una odisea en las que somos los héroes. Busco los atajos más rápidos a la felicidad y me encuentro con sonrisas que tienen su peso en oro. Los enfados y los nervios se convierten en recuerdos graciosos en cuestión de horas y pederse se convierte en una aventura. No me importa no acabar de hacer la digestión porque todo vale la pena, cualquier segundo gastado así no es tiempo desperdiciado. Si podemos, aprovechamos. Si hablamos, bien. Si hablamos mucho, mejor. Si nos vemos, todavía mejor. Si nos vemos mucho, los superlativos se me quedan cortos. Nuestro tiempo no se cuenta, se disfruta. Y es sencillamente sencillo. Y por eso no podría estar mejor.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Minimalismo de portada como receta

Vuelta a la rutina, vuelta a la ciudad y vuelta a la agobiante normalidad. Los nostálgicos miran atrás y viven del recuerdo de las últimas semanas, recuerdo visible en lo moreno de sus pieles y en la cantidad de nuevos amigos en las redes sociales. Todos pensamos en lo mejor del verano, en esos momentos que vamos a pretender guardar en nuestra memoria hasta que llegue el calor de nuevo y la campana marque el final de otro curso. Pero muy pocos osan detenerse a pensar qué ha sido lo peor de estos casi tres meses de libertad. Yo tengo clarísimo qué momentos de este verano pienso guardar en mi pequeña caja de cartón para que se queden allí y me sigan sacando una sonrisa cada vez que la abra. Pero voy a ser sincero, no me disgusta para nada dejar atrás y olvidarme de algo que empezaba a ser enfermizo, aborrecedor e incluso dantesco. En efecto, me alegro (mucho) de dejar de escuchar con tanta frecuencia (porque por desgracia los grandes males nunca se van del todo) eso que ha sonado en casi todas las discotecas, bares, casas, chiringuitos... a lo que la mayoría se atreve a llamar "música".

Sí, adiós Don Omar, adiós Jennifer López, adiós Pitbull, adiós Cali y Dandee, adiós Fuego, adiós Britney Spears... Yo no os voy a echar de menos. Ya va siendo hora de que llevéis vuestra "música" a algún otro lugar que no sea este. Que se cansen de vosotros en vuestras casas. Aquí ya hemos escuchado vuestras canciones con una frecuencia de tres veces por noche. El otro día leí en un artículo que al ritmo que vamos dándole al "Replay" con estos temas pronto empezaremos a escucharlos en funerales. Tampoco nos pasemos. Pero habéis conseguido que grupos histéricos de gente cante a grito pelado vuestra excelsa lírica, letras tan profundas y cargadas de sentimiento como "Diablo que buena tu ta con tu pum-pum-pum, yo voy a darte por tu pum-pum-pum, cuando te choco mami tum-tum-tum, si lo hacemos en mi carro hacemos brum-brum-brum" o "la mano arriba, cintura sola, da media vuelta y sacude duro". Poesía pura, recitada hasta por los más pequeños (y los más mayores también). Hacéis que eche de menos hasta a King Africa. Y eso es grave, muy grave.

Pero no hay mejor antídoto para combatir esto que escuchar música de verdad. El destino ha sido bueno conmigo y al llegar a la ciudad puso en mi camino dos discos que todavía no había escuchado: "Suck it and See" de los Arctic Monkeys y "I'm With You" de los Red Hot Chili Peppers". Después de la decepción que me llevé con lo nuevo de The Strokes, "Angles", era lógico que me invadiese el escepticismo a la hora de escuchar los dos nuevos álbumes. Unos días después ambos discos ya están en mi casa y empiezan a aborrecer mi librería musical. ¡Qué gusto!¡Por fin algo que no sea dañino ni para los oídos ni para la salud! Hacía bastante que no escuchaba dos álbumes que me aportasen tanta satisfacción.

"I'm With You" podría considerarse la continuación lógica a "Stadium Arcadium", pero contiene una más amplia variedad de giros musicales. En ningún momento se pierde esa esencia funk que caracteriza a la música de los Peppers. Bases de bajo cargadas de ritmo y potencia mezcladas con estribillos pop. Anthony Kiedis muestra su lado más melódico, Flea se reivindica como el genio que es junto a Chad Smith, su compañero en la parte rítmica del grupo. Josh Klinghoffer aprueba con nota su ardua tarea de sustituir al gran John Frusciante. Los Peppers vuelven a hacer bailar y a vibrar con sus ritmos pegadizos.

Creo que los Arctic Monkeys se han dado cuenta de que el progreso y la evolución musical son buenos si no sobrepasas ciertos límites. También han aprendido que ya les tocaba un corte de pelo. Empecé a escuchar "Suck it and See" con miedo a encontrarme algo a sus últimas canciones. Las primeras notas del disco (los primeros segundos) suenan tan oscuros como su anterior álbum, "Humbug", pero pronto entra una guitarra que te saca el susto y te adelanta lo que van a ser las canciones venideras. No es una vuelta a "Whatever People Say I am That's What I'm Not", pero suena mucho más rockero y animado que "Favourite Worst Nightmare" y "Humbug". Canciones cañeras y baladas se mezclan en este álbum que a ratos incluso recuerda a los otros grandes ingleses Oasis. Pero ha vuelto el buen rollo y el buen gusto musical de los de Alex Turner.

Me alegro de que amos hayan vuelto en buena forma. Ya tocaba algo fresco para los oídos.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Pez (2002 - 2011)

En los funerales de los peces no hay discursos, pero tú no fuiste un pez cualquiera. "No hace falta que le compréis comida, en 3 semanas lo habréis tirado por el retrete" dijo el hombre de la feria de Sarrià esa tarde del 2 de octubre de 2002. Se equivocaba. Casi nueve años en esta familia. Siempre fuiste un inquilino observador y obviamente callado. Pero no te faltaba vitalidad a la hora de asomar tu pequeña boca por la superficie de la pecera cada mañana cuando nos veías acercar el tubo de comida. Con tus ojos saltones has visto pasar el tiempo en nuestra familia; un testigo mudo. Nos has visto crecer a mi hermano y a mi. Has pasado largas temporadas solo, sin comida ni agua limpia. Has sido fuerte. Ahora cuando se acerca la vuelta de la rutina, sin decir nada ni molestar, como siempre; has decidido descansar por fin. Se te echará en falta.

miércoles, 31 de agosto de 2011

El beso helado

El sudor recorre tu espalda lentamente de arriba a abajo. Los sentidos te confunden y los músculos te piden un descanso. Entonces piensas en ello. No preguntas por él, no usas indirectas, sencillamente te haces con él. Cierras los ojos para disfrutar más del momento. Aprietas los labios con actitud receptiva. Y esperas a que llegue mientras discurren esos pocos segundos que se hacen eternos. Instantes antes del contacto puedes empezar a notar su frescura. Sueltas un último suspiro. Tus labios entran en contacto. Al momento sientes esa sensación que tanto anhelabas. Cada segundo que pasa es más placentero. Con los labios todavía ocupados esbozas una sonrisa. Mueves el cuello. Tus sentidos vuelven a despertar y el calor desaparece por momentos. Separas los labios. Tu sonrisa sigue allí, húmeda. Suspiras de nuevo. Y dejas el vaso de agua fría que por unos momentos te ha llevado a la gloria.

martes, 30 de agosto de 2011

La banda sonora del auténtico verano

Los músicos suben tímidos pero con ganas al escenario. Ellos con camisas negras de chorreras y ellas con vestiditos no aptos para pequeños. Se cuelgan los instrumentos y tocan alguna nota para comprobar que todo está listo. Con gestos indican al técnico de sonido (si tienen uno, claro está) si es necesario algún ajuste de última hora. Enfrente del escenario no hay demasiada gente, y los pocos parroquianos que se encuentran en la plaza se apiñan en la barra para darse cita con la caña de cerveza que tanto les gusta.

Unos golpes de baqueta marcan el tempo y ¡toma pasodoble! Empieza el repertorio que durará hasta que salga el Sol o hasta que no quede vecino en pie. Los de la barra siguen con la misma actitud pasiva (cervecera) pero alguna pareja mayor se anima con los pasodobles y salen a bailar a la plaza ante la mirada atónita de los más pequeños, que intentan imitarles. Los pasodobles preceden a las rancheritas, que hacen que más de uno se empiece a animar. Con el "no rompas más mi pobre corazón" empiezan las coreografías y los bailes estrafalarios. A partir de este punto la cosa se va animando (y la cerveza sale cada vez más rápido de los barriles). Finalmente empiezan a sonar las canciones macarrónicas de los cuarenta principales, de los triunfitos, de los Disco Estrella... Pachanga de la buena que sólo se toma un respiro con el Bingo. La traca final llega con los últimos supervivientes de la noche cogidos por los hombros coreando el "I Will Survive" como si les fuese la vida en ello. Después, con los primeros suspiros del alba, todos a dormir que hay que reponer fuerzas para otra noche de fiesta de pueblo.