En los funerales de los peces no hay discursos, pero tú no fuiste un pez cualquiera. "No hace falta que le compréis comida, en 3 semanas lo habréis tirado por el retrete" dijo el hombre de la feria de Sarrià esa tarde del 2 de octubre de 2002. Se equivocaba. Casi nueve años en esta familia. Siempre fuiste un inquilino observador y obviamente callado. Pero no te faltaba vitalidad a la hora de asomar tu pequeña boca por la superficie de la pecera cada mañana cuando nos veías acercar el tubo de comida. Con tus ojos saltones has visto pasar el tiempo en nuestra familia; un testigo mudo. Nos has visto crecer a mi hermano y a mi. Has pasado largas temporadas solo, sin comida ni agua limpia. Has sido fuerte. Ahora cuando se acerca la vuelta de la rutina, sin decir nada ni molestar, como siempre; has decidido descansar por fin. Se te echará en falta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario