Gracias por introducir esa imagen en mi cabeza. Has conseguido que me quede sentado mirando con cierta curiosidad las luces de los coches y cómo la gente ya se ha vestido con poca ropa y muchos colores. Por todas partes camareros que vuelan entre las terrazas llenas hasta la bandera y vendedores cansinos de rosas. No hace un calor asfixiante, y parece que la humedad ha decidido comportarse esta noche. Puedo oír a un hombre tocando la guitarra delante de los transeúntes. Canciones tranquilas para días tranquilos. Y allí, sentado, miro hacia adelante y me doy cuenta de que no podría estar mejor. Que por mucho que lo intentase no lo conseguiría. Miro el reloj y veo que queda tiempo más que suficiente para dar un paseo nocturno. Caminar despacio, respirando el verano y oliendo la diversión. Intenta que deje de sonreír. Es imposible, no te esfuerces.
Gracias.
Gracias.
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